Cuando uno empieza con un sistema como GTD, uno de los principales problemas surge a la hora de capturar la información. Conseguir convertir en un hábito la simplicidad de volcar “cosas” y no hacer nada más, se convierte en una ardua tarea por todos los vicios que hemos adquirido durante la vida. Durante mucho tiempo, se ha asociado la tarea de capturar cosas, al complejo proceso de:
- ser consciente de que tenemos una idea,
- cuestionar si es algo importante, o una tarea que vamos a hacer,
- decidir que vamos a realizarlo,
- darnos cuenta de que podemos olvidarlo,
- y por último, anotarlo.
Nada más lejos de la realidad, capturar es anotar cualquier cosa que se te pase por la cabeza. Da igual que sea una actividad que vayas a realizar o no, algo que no eres capaz de quitarte de la cabeza o alguna nota sobre algo que te ha llamado la atención. Escríbelo y, más adelante, cuando vayas a procesar todo lo que hayas capturado previamente, decidirás qué hacer con ello. Porque puedes escribir cosas que luego no tienes por qué realizar. No te obligues a pensar que lo que estás escribiendo es un contrato de ejecución firmado previamente.
Beneficios del brain dump
- No se te olvidará nada. Es mejor escribir de más y luego desechar, que delegar en tu cerebro la responsabilidad de no olvidar la idea de tu vida.
- Te ayuda en esos días que estás distraído. Muchas veces te encuentras realizando una tarea, pero te resulta difícil avanzar. No es porque la actividad sea difícil, sino que hay otros temas que no paran de hacer ruido en tu cabeza. Verás que fácil es concentrarse después de haberlo escrito.
- Mejora el cansancio mental. Al capturar todo lo que se te ocurre, evitas cargar al cerebro con un procesamiento que no es necesario en ese momento.
- Libera tus pensamientos y descubre nuevos enfoques. No te cortes las alas antes de tiempo.
- Ahorra tiempo. Sólo necesitas registrarlo. No pierdas tiempo evaluándolos.
Cómo convertir el brain dump en un hábito
Para que la captura de pensamientos sea parte de tu vida, como respirar por ejemplo, necesitas únicamente tener “algo” a tu lado durante todo el día para transcribir lo que piensas. Da igual lo que utilices: un medio analógico o digital; y, es más, tampoco hay que limitarse a un único medio. Lo importante es empezar a liberar la mente.
En mi caso, dependiendo de dónde esté o lo que esté realizando, lo habitual es que mientras trabajo, tenga mi BuJo, post-its y hojas en sucio delante de mi teclado, para ir apuntando, con el primer bolígrafo que pille, de forma rápida y sencilla, todo lo que me asalta a la cabeza. Si estoy fuera, y no tengo papel para anotar, utilizo el móvil para enviarme un mail, crear una nota en Evernote o incluir esa información en una lista de TickTick, con una notación especial, para que no se me olvide procesarlo y organizarlo durante el fin de semana.
Si todavía no tienes claro cómo empezar a capturar en cualquier momento o no te parece interesante el potencial de este hábito, te propongo un ejercicio: reserva 5 minutos en un lugar donde nadie te moleste y relájate un poco. Escribe todo lo que se te pase por la cabeza, sin vetos, sin miedo (sólo lo vas a leer tú). Realiza un auténtico volcado de memoria. Resulta asombroso, toda la cantidad de datos que somos capaz de manejar en tan poco tiempo y la cantidad de inquietudes e ideas que tenemos y, que en condiciones normales, no somos capaces de oír. ¿Te has sorprendido con este ejercicio?